Brasil, 1857. Pedro II era el emperador de Brasil, por lo que como todo imperio, el interés de Brasil era conquistar los territorios aledaños, como Bolivia y Uruguay. Río de Janeiro era la capital, y por tanto una ciudad pujante y próspera en lugar de la ciudad playera rodeada de favelas y violencia del presente.
Los terratenientes tenían mucho poder económico, producto de unos negocios con la corte real. Aún así, a Brasil llegan varios inventos raros como el telégrafo, el ferrocarril y los rifles, además de ideas extrañas como la abolición de la esclavitud, que pregonaba que los negros eran como nosotros y por tanto tenían que recibir salario miserable por sembrar café, lavar la ropa y hacer esas cosas de negros.
En ese contexto se desarrolla La esclava Isaura, puesto que el escritor lo quiso así y además la historia trata de esclavos, señores feudales ricos y demás cosas raras que pasaban en Brasil hace más de 150 años.

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